La planta de licuefacción de gas, el proyecto millonario que fue punta de lanza del Gobierno para aprobar los cuantiosos beneficios del Régimen de Inversiones (RIGI), está a punto de perder a su inversor más importante. La razón, según confiaron la empresa duda de las condiciones de inversión que ofrece el país y de la estabilidad política de la gestión libertaria.
Con el cambio de gobierno, la petrolera malaya paso de financiar el proyecto a aportar solo el «know how». Ahora las versiones indican que se baja definitivamente del proyecto.
La estatal malaya Petronas, de acuerdo a lo que adelantó el periodista Marcelo Bonelli en el diario Clarín, está al borde de bajarse de una obra que, tras meses de discusión política, iba a hacerse en Punta Colorada, Río Negro, luego de descartarse la locación de Bahía Blanca.
Desde lo formal, Petronas no le comunicó nada a YPF, pero fuentes sectoriales admitieron que «la negociación ya venía dura, porque Milei estaba muy apurado por sacarlo y Petronas no. Hoy, salvo un milagro, está caído».
Lo insólito es que en medio de tanto ruido político sobre el distrito propicio para el negocio, las presiones sobre el RIGI y el reconocimiento libertario al gobernador rionegrino Weretilneck, se soslayó un dato exluyente: Petronas modificó la modalidad de financiamiento, ahora no quiere poner un dolar.
Petronas, una de las principales compañías públicas de hidrocarburos del mundo, compite de igual a igual con varios reconocidos gigantes del sector como Shell. El entendimiento tácito era que, una vez establecidos los marcos normativos, la compañía traía los dólares.
Resulta que no. Petronas decidió en julio no poner ni un dólar. El rol de la petrolera estatal malaya en la sociedad con YPF viró a aportar su experiencia en el desarrollo del GNL. Para YPF fue un balde de agua fría. Pero Marin como propuso salir conseguir un préstamo de un pool de bancos entre ambas compañías. Pero la relación de argentina con lo fondos internacionales aún gatea.
El proyecto viene del gobierno anterior, pero lo que se firmó fue un Memorando de Entendimiento, no una confirmación de la inversión. «Petronas nunca dijo que ya tenía la decisión», siguieron contando las fuentes. El asunto es que hoy está el estudio de ingeniería y el lugar, pero no la decisión de la malaya.
¿De quien fue semejante error? del Gobierno, que vendió algo que no había ocurrido. Lo hizo, claramente, para tener una excusa millonaria que justificara el paso del RIGI por el Congreso. Casi que el régimen de inversiones se justificó en que, sin esos beneficios, Argentina perdería un negocio realmente fuerte.