En apenas dos días, finaliza la moratoria previsional, un régimen que permitía a miles de adultos mayores acceder a una jubilación sin haber completado los años de aportes requeridos. Con su vencimiento, más de 240.000 personas quedarán excluidas del sistema previsional en 2025, lo que las obligará a seguir trabajando en empleos formales —algo cada vez más difícil para mayores de 50 años— o a recurrir a la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), siempre que cumplan con los estrictos requisitos establecidos.

Esta medida, que afectará a 150.000 mujeres y 93.000 hombres en edad jubilatoria (60 y 65 años, respectivamente), funciona como una «reforma previsional de hecho». Las opciones para quienes no puedan jubilarse son limitadas: continuar trabajando y realizando aportes o renunciar a ellos y optar por la PUAM, siempre que se encuentren dentro de los parámetros de pobreza definidos por el Gobierno, tanto a nivel socioeconómico como patrimonial. Sin embargo, esta alternativa implica una reducción significativa de derechos para quienes trabajaron toda su vida esperando una vejez más tranquila.

Menos derechos con la PUAM: diferencias clave con las jubilaciones

La principal desventaja de la PUAM es el monto que se percibe: equivale al 80% de una jubilación mínima, que actualmente es de $279.121,71. Esto significa que los beneficiarios recibirían solo $223.297,37, a lo que se suma un bono de $70.000 que no ha sido actualizado desde hace un año y que, ajustado por inflación, debería ser un 113% más alto ($148.815).

Además, la PUAM eleva la edad de acceso para las mujeres: mientras que la jubilación ordinaria permite retirarse a los 60 años, la PUAM solo está disponible a partir de los 65, tanto para hombres como para mujeres. Tampoco permite trabajar en relación de dependencia, algo que sí es posible con una jubilación tradicional.

Otro aspecto crítico es que la PUAM no incluye derechos como la pensión por fallecimiento para cónyuges, hijos menores o con discapacidad, ni es compatible con otras pensiones. «Efectivamente, para acceder a la PUAM tenés que demostrar que sos pobre. Es para personas carentes de recursos económicos», explicó el abogado previsional Christian D’Alessandro.

Restricciones adicionales de la PUAM

La abogada especializada en derecho previsional, Andrea Falcone, destacó otra limitación importante: los beneficiarios no pueden ausentarse del país por más de 90 días consecutivos o 180 días al año. De lo contrario, ANSES puede suspender o dar de baja la prestación, salvo que se justifique la ausencia por razones de salud o situaciones excepcionales. «Parece razonable, pero hay muchos problemas porque no siempre se registran correctamente los ingresos y egresos en las fronteras», señaló Falcone.

Requisitos para acceder a la PUAM

  • Tener 65 años o más.
  • Ser argentino nativo o naturalizado con 10 años de residencia en el país, o extranjero con 20 años de residencia.
  • No percibir ni tener derecho a otra jubilación, pensión o seguro de desempleo.
  • Mantener la residencia en Argentina una vez solicitada la pensión.

Impacto en el sistema previsional

El sistema previsional argentino cuenta con 7,2 millones de jubilaciones y pensiones, de las cuales el 59,5% (4,3 millones) se obtuvieron a través de moratorias. Desde 2005, cuando se implementó la primera moratoria durante el gobierno de Néstor Kirchner, el número de prestaciones aumentó un 130%.

Según datos oficiales, en 2024, 187.044 hombres cumplirán 64 años y 216.022 mujeres llegarán a los 59. Sin embargo, solo el 15% de los hombres y el 4% de las mujeres ya están jubilados. Se estima que, en 2025, 5 de cada 10 hombres y 7 de cada 10 mujeres no podrán acceder a una jubilación, quedando relegados a la PUAM si cumplen con los requisitos.

Conclusión

El fin de la moratoria previsional no solo afectará a cientos de miles de personas, sino que también profundizará las desigualdades en el sistema previsional. Mientras los jubilados continúan manifestándose por los bajos ingresos, este 23 de marzo marca un nuevo desafío: miles de adultos mayores quedarán excluidos del sistema y deberán conformarse con una pensión que reduce sus derechos y expectativas de una vejez digna.