El Grupo Clarín ha logrado colocar a sus ejecutivos en todos los puestos del directorio de Telefónica Argentina, generando una «fusión de hecho» que ha encendido las alarmas de Claro, su principal competidor. La empresa de Carlos Slim presentó dos reclamos formales ante el ENACOM y testimonió ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), exigiendo que se revierta la operación por considerarla una concentración monopólica encubierta.

El conflicto regulatorio

Aunque el Gobierno había bloqueado formalmente la fusión entre Telecom y Telefónica por seis meses, los accionistas de Telecom aprovecharon un vacío legal para:
Designar un nuevo CEO y presidente afines a sus intereses.
Reemplazar a todo el directorio que respondía a los españoles de Telefónica.
Mantener el control ejecutivo de ambas empresas sin una integración formal.

Claro denuncia que esto crea una «fusión compulsiva», ya que las dos compañías (que en teoría compiten) ahora responden a los mismos dueños.

Los reclamos de Claro

En sus presentaciones ante el ENACOM, Claro argumenta que:
🔴 Se transfirieron frecuencias de espectro radioeléctrico sin autorización previa.
🔴 Telecom excedió el límite legal de espectro móvil acumulable (130 MHz).
🔴 No se consultó al regulador antes del cambio de control accionario.

La empresa pidió que se reviertan estas acciones en un plazo de 10 días y que se someta la operación a una evaluación previa.

El impacto en el mercado

Si se consolida esta integración, el Grupo Clarín dominaría:
📶 84,2% del mercado de internet hogareño en el AMBA (vs. 15,8% de Claro).
📱 71% de la telefonía móvil en CABA (vs. 29% de Claro).

Claro también denuncia barreras regulatorias que le impiden expandir su red de fibra óptica en CABA, lo que limita su capacidad de competir.

La decisión política pendiente

El ENACOM y la CNDC deben resolver si:
Obligan a deshacer los cambios en Telefónica.
Permiten que Telecom consolide su control «de facto».

El Gobierno de Javier Milei, que ha criticado los monopolios mediáticos, ahora enfrenta un dilema político: intervenir para garantizar la competencia o aceptar una concentración que ya está en marcha.

Mientras tanto, Claro advierte: «Si no se frena esto, el mercado quedará en manos de un solo jugador».