La Marcha del Orgullo que se realizó ayer en la Ciudad de Buenos Aires fue la primera que tiene como contexto un gobierno de ultraderecha que abiertamente desprecia a lesbianas, gays, bisexuales, travestis y trans, intersexuales y queer. No solo en lo discursivo, también en los hechos con la eliminación o desfinanciamiento de varios organismos. “No hay libertad sin derechos ni políticas públicas”, fue el lema de la trigésimo tercera edición de la marcha que fue multitudinaria y que unió Plaza de Mayo con el Congreso y que desbordó de gente las calles laterales, si bien se van realizando marchas en todo el país esta es la de mayor magnitud ya que se hace en la capital de nuestro país.

Hubo colorido y mucha música, una fiesta con olor a manifestación que congregó unas dos millones de personas, según festejaron desde el escenario principal sus organizadores.

“No hay libertad con ajuste y represión”, afirmaron en un documento 60 agrupaciones y denunciaron el ajuste en diversos programas y la profundización de los discursos de odio por parte del Gobierno de Javier Milei. Fue un encuentro en el que también estuvieron las Abuelas, Madres e H.I.J.O.S en un pañuelazo contra el negacionismo. Los organizadores calculan que este año asistieron una cantidad similar a la marcha del orgullo de 2023: más de un millón de personas.

La frase que se leyó en el documento también se repitió en los carteles: “No hay libertad con ajuste y represión”. “No hay verdadera libertad si recortan nuestros derechos y desmantelan las políticas públicas para la diversidad (…) es un retroceso enorme en el acceso a nuestros derechos. No aceptamos que en nombre de la libertad, desde el poder nos ajusten, nos despidan, nos ofendan, nos ataquen y, si nos movilizamos, encima nos repriman”, afirmaron. Y le pidieron al Congreso que debata y apruebe la Ley Integral Trans y la Ley Antidiscriminatoria, además de una aplicación efectiva de la Educación Sexual Integral no binaria, con presupuesto, en todas las escuelas y niveles educativos.